Armonía
La armonía es un aspecto o faceta de la Divinidad que te permite integrar los extremos, ambas caras de la misma moneda, que se dejan de reconocer como extrañas y en oposición para saberse parte de la misma esencia.
En los extremos los opuestos se olvidan, se señalan, se separan, mientras que al armonizarse se reconocen complementarios, reconociendo la sagrada misión y propósito que cada uno de ellos cumple.
Al señalar y juzgar afuera, el espejo te devuelve el reflejo de las propias características y facetas de tu personalidad que rechazas en ti y observas en el otro como la tarea pendiente de contigo.
Sosiego, respeto, observación y diálogo
El rechazo te lleva a un extremo, mientras que la integración con límites claros te permite armonizar e integrar desde tu centro de poder.
Solo así cuando te permites observar sin el bagaje de creencias, juicios y proyecciones que el ego te muestra ante lo que juzgas, señalas y rechazas podrás integrar armónicamente los extremos.
Porque ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Suelta el ataque, hacia otros y hacia ti y desde la neutralidad permite marcar los límites que te den paz en tu propio territorio.
Defiende tus valores y convicciones desde el respeto hacia los valores y creencias de los otros, no desde el ataque. Solo así permites la coexistencia y diversidad de visiones y convicciones que permiten la completud, desde el reconocimiento armónico marcas límites, no desde el rechazo.
Marca tus límites, pues eso traerá armonía e integridad desde el respeto y la lealtad hacia ti.
Arcángel Zadquiel
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